SALT LAKE EN 3D


Una persona conocida mía me pasó un link de una página que me pareció realmente interesante y fascinante.

Se trata de un sitio en donde podemos conocer a través de imágenes en tres dimensiones sitios de la Iglesia tales como el templo de Salte Lake City, el tabernáculo Mormón, la manzana del Templo, el centro de visitantes y otros.

Las imágenes son fantásticas, y dan una apreciación de la realidad impresionante, uno tiene la posibilidad de realizar una vista de 360º del sitio, y además realizar un zoom a fin de poder visualizar desde un poco más de cerca cada lugar.

Espero que les guste este regalito que les traigo y que lo disfruten.

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EN EL ESPIRITU DE ACCION DE GRACIAS

La Iglesia ha publicado un nuevo vídeo en el canal Mormon Messagges titulado "En el Espíritu de acción de gracias", seguramente que la Iglesia ha creado este vídeo debido a la pronta celebración en USA de Acción de Gracias.

La pregunta que diversas personas entrevistadas responden es ¿Por qué estás agradecido/da?, dejando cada uno diferentes motivos por los cuales se sienten agradecidos.

¿Y tú porqué estás agradecido?



También puedes encontrar este vídeo en el canal Mormon Messages, en la sección de vídeos de Mensajes Mormones de El Rincón Sud o en elCanal de YouTube de El Rincón Sud.
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NOSOTROS CREEMOS

¿Qué creen los Santos de los Últimos Días en cuanto a Jesucristo? ¿Resucitó literalmente de los muertos? ¿Volverá a la tierra en Su gloria? ¿Necesitan las personas Su gracia para ser salvas?

Éstas son algunas de las preguntas que las personas suelen hacer cuando entran por primera vez en contacto con la Iglesia o con sus miembros. Para responder a ellas, los miembros deben estar preparados, por encima de todo, para escuchar la guía del Espíritu Santo. No obstante, las respuestas breves que siguen a continuación pueden resultar útiles como punto de partida para formular sus respuestas.   

Las preguntas y respuestas en seguir leyendo.


¿Creen en Jesucristo como el personaje histórico que vivió y enseñó en la Tierra Santa, como se registra en la Biblia?

Sí. Creemos que Jesús nació de María, predicó en la Tierra Santa durante Su ministerio de unos tres años, murió en la cruz y resucitó de los muertos, tal como lo habían predicho los profetas durante siglos antes de Su venida (véase, por ejemplo, Génesis 49:10; Salmos 2:6–7; 22:16–18; 118:22; Isaías 7:14; Miqueas 5:2). Creemos que sufrió por los pecados de toda la humanidad y que los expió, haciendo así posible el arrepentimiento y el perdón (véase Isaías 53:4–6). Creemos que venció la muerte y que, mediante Su poder, todo hombre y mujer resucitarán con un cuerpo físico (véase Romanos 6:5; 8:11). Creemos que mediante la obediencia a los principios de Su evangelio, todo hijo y toda hija de Dios que viene a la tierra puede alcanzar la salvación y volver a vivir con nuestro Padre y Su Hijo en el reino celestial (véase 1 Pedro 3:18; Artículos de Fe 1:3). 

¿Creen que el Señor resucitó literalmente de los muertos? 

Sí. Como lo testifican Sus apóstoles en la Biblia, cientos de testigos vieron a Jesucristo con Su cuerpo resucitado (véase Lucas 24:39; Juan 20:20; 1 Corintios 15:3–8). Como Ser resucitado, ejerció Su ministerio entre miles de Sus “otras ovejas” (Juan 10:16) en las Américas, les mostró las heridas de Sus manos, de Sus pies y de Su costado y les enseñó durante muchos días (véase 3 Nefi 11–28).

En 1820, se apareció junto a Su Padre a José Smith, hijo. El Señor guió a ese joven profeta para que restaurara Su Iglesia y Su evangelio, ya que, tras la muerte de los antiguos apóstoles, habían sido alterados de acuerdo con las filosofías de los hombres. José Smith y uno de sus compañeros ofrecieron este testimonio de Jesucristo en 1832: “…¡[Él] vive! Porque lo vimos, sí, a la diestra de Dios; y oímos la voz testificar que él es el Unigénito del Padre” (D. y C. 76:22–23).  

¿Creen que vendrá de nuevo a la tierra en Su gloria?

Sí. Las Sagradas Escrituras testifican de ello: “Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo” (Hechos 1:11). “Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo” (Job 19:25). “[Vendrá] en las nubes del cielo para reinar en la tierra sobre su pueblo” (D. y C. 76:63).

Además, creemos que, gracias a Su resurrección, también nosotros recuperaremos nuestro cuerpo físico: “Y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios” (Job 19:26). “Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados” (1 Corintios 15:22). “…la muerte de Cristo desatará las ligaduras de esta muerte temporal, de modo que todos se levantarán de esta muerte. El espíritu y el cuerpo serán reunidos otra vez en su perfecta forma…” (Alma 11:42–43).  

¿Creen que Su gracia es necesaria para nuestra salvación?

Sin duda alguna. Sin la gracia de Jesucristo, nadie podría ser salvo ni recibir las bendiciones eternas (véase Romanos 3:23–24). Mediante Su gracia, todos resucitarán y todos los que creen y le siguen tendrán la vida eterna (véase Juan 3:15). Además, mediante Su gracia, nuestra relación sagrada con nuestro cónyuge y con nuestra familia puede perpetuarse por toda la eternidad (véase Mateo 16:19; 1 Corintios 11:11; D. y C. 132:19). Estas bendiciones eternas son Sus dádivas a nosotros; no hay nada que pudiéramos hacer por nosotros mismos para merecerlas o ganárnoslas.

Sin embargo, las Escrituras dejan muy claro que recibimos la plenitud de las bendiciones por Su gracia mediante nuestra fe y obediencia a Sus enseñanzas. El apóstol Pablo enseña que no podemos salvarnos a nosotros mismos, sino que necesitamos la gracia del Señor: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Efesios 2:8–10).

Santiago explica lo siguiente: “Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma… Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe” (Santiago 2:17, 24). Así se explica que el Salvador le dijera al joven rico que había sido obediente y deseaba la vida eterna, que todavía le quedaba algo por hacer (véase Mateo 19:16–22; Lucas 18:18–23). Los Santos de los Últimos Días creen que la gracia de Cristo se extiende en toda su abundancia a aquellos que creen en Él y hacen las obras que Él enseña. “…sabemos que es por la gracia por la que nos salvamos, después de hacer cuanto podamos” (2 Nefi 25:23; cursiva agregada).

Aunque nuestras buenas obras no pueden limpiarnos del pecado, sí muestran la sinceridad de nuestra fe en Jesucristo y nuestra fidelidad al camino que Él recorrió. 

¿Creen que José Smith es, en cierta manera, tan importante como Jesucristo a la hora de salvar a las personas?

No. José Smith fue un profeta importante en la historia de la humanidad. La obra que llevó a efecto bajo la dirección divina trajo a la tierra las bendiciones y el conocimiento que se habían otorgado a los profetas de Dios y a sus seguidores en los tiempos del Antiguo y del Nuevo Testamento, pero que se habían perdido. José Smith fue, a semejanza de los profetas antiguos, un siervo del Señor Jesucristo que enseñó que la salvación y todas las bendiciones de la eternidad solamente se podían lograr por medio de nuestro Salvador:
 “Los principios fundamentales de nuestra religión son el testimonio de los apóstoles y de los profetas concernientes a Jesucristo: que murió, fue sepultado, se levantó al tercer día y ascendió a los cielos; y todas las otras cosas que pertenecen a nuestra religión son únicamente apéndices de eso”. En otra ocasión, el Profeta enseñó: “Al considerar la santidad y la perfección de nuestro gran Maestro, que ha abierto un camino por el cual podamos venir a Él, aun con el sacrificio de Sí mismo, nuestro corazón se enternece ante Su condescendencia”. 

Ver también:
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EL CREAR

El Rincón Sud les presenta un mensaje del canal Mormon Messages, publicado hace ya unos mesas atrás, en el idioma inglés, pero que recién hoy a sido punlicado al español.

El título del mensaje es "El Crear", y habla de nuestro poder creador como hijos de Dios, este fue dado por el Pte. Dieter Utchdorf, miembro de la Primera Presidencia de la Iglesia.



También puedes encontrar este vídeo en el canal Mormon Messages, en la sección de vídeos de Mensajes Mormones de El Rincón Sud o en el Canal de YouTube de El Rincón Sud.

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EL TOQUE DE LA MANO DEL MAESTRO

El Rincón Sud les trae hoy un Clásico SUD, es el conocido y hermosísimo vídeo titulado "El toque de la mano del maestro", es uno de los viejos videos de la Iglesia, incluído en el cassett de vídeos para la Noche de Hogar que se vende en los centros de distribución de la Iglesia.

Que puedan disfrutar de esté Clásico SUD!!!


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"CUIDAOS DEL ORGULLO"

El Rincón Sud les trae el maravilloso mensaje pronunciado por el Presidente Ezra Taft Benson en el año 1989, titulado "Cuidaos del orgullo", a fin de que podamos releerlo y utilizar las palabras de este hombre de Dios para hacer los cambios necesarios en nuestras vidas.

"CUIDAOS DEL ORGULLO"


"El orgullo es el pecado universal, el gran vicio ... El orgullo es la gran piedra de tropiezo de Sión."

Mis amados hermanos. me regocijo de estar con vosotros en otra gloriosa conferencia general de la Iglesia. Cuán agradecido estoy por el amor, las oraciones y el servicio de los devotos miembros de la Iglesia que hay en todo el mundo.

Quisiera elogiar a los santos fieles que están esforzándose por inundar la tierra con el Libro de Mormón y absorber sus enseñanzas ellos mismos. No sólo debemos sacar a luz, de manera extraordinaria, más ejemplares de este libro, sino que debemos hacer penetrar en nuestra propia vida y en toda la tierra más de sus maravillosos mensajes.

Este libro sagrado se escribió para nosotros, para nuestros días. Debemos aplicar sus enseñanzas a nosotros mismos (véase 1 Nefi 19:23).

Doctrina y Convenios nos dice que el Libro de Mormón es el registro de "un pueblo caído" (véase D. y C. 20:9). ¿Y por qué cayó ese pueblo? Ese es uno de los mensajes principales del Libro de Mormón. Mormón mismo da la respuesta en los últimos capítulos del libro con estas palabras.

"He aquí, el orgullo de esta nación, o sea el pueblo de los nefitas, ha sido la causa de su destrucción a menos que se arrepientan." (Moroni 8:27)

Y luego, no sea que podamos perder el significativo mensaje del Libro de Mormón que nos legó ese pueblo caído, el Señor nos advierte en Doctrina y Convenios: "Cuidaos del orgullo, no sea que lleguéis a ser como los nefitas de la antigüedad" (D. y C. 38:39).

Sinceramente deseo la ayuda de vuestra fe y vuestras oraciones al tratar de aclarar este mensaje del Libro de Mormón sobre el pecado del orgullo. Este es un mensaje que he tenido pesándome sobre el alma durante algún tiempo ya. Sé que el Señor quiere que os lo comunique ahora a vosotros.

En el concilio preterrenal, fue el orgullo lo que hizo caer a Lucifer, el hijo de la mañana (véase 2 Nefi 24:12-15: D. y C. 76:25-27; Moisés 4:3). Al llegar el fin de este mundo, cuando Dios purifique la tierra con fuego, los orgullosos serán quemados como estopa y los mansos heredarán la tierra (véase 3 Nefi 12:5, 25:1; D. y C. 29:9; JS-H 1:37; Malaquías 4:1).

En Doctrina y Convenios el Señor emplea tres veces la frase "cuídate del orgullo", y hace una advertencia a propósito de él al segundo élder de la Iglesia, Oliverio Cowdery, y a Emma Smith, esposa del Profeta (D. y C. 23:1; véase también 25:14; 38:39).

El orgullo es un pecado muy mal interpretado y muchos pecan en la ignorancia (véase Mosíah 3:11: 3 Nefi 6:18). En las Escrituras no hay nada que hable de un orgullo justo. sino que siempre se considera un pecado. Por tanto, sea cual sea la forma en que el mundo emplee la palabra, nosotros debemos entender la forma en que Dios la emplea para poder comprender el lenguaje de las Sagradas Escrituras y sacar provecho de ellas (véase 2 Nefi 4:15; Mosíah 1:3-7; Alma 5:61).

La mayoría de nosotros piensa en el orgullo lo como egotismo, vanidad, jactancia, arrogancia o altivez; aunque todos éstos son elementos que forman parte de ese pecado, su núcleo no esta en ellos.

La característica principal del orgullo es la enemistad: enemistad hacia Dios y enemistad hacia nuestro, semejantes. Enemistad significa "aversión. odio, resentimiento" u oposición. Es el poder por el cual Satanás desea dominarnos.

El orgullo en su naturaleza fomenta la competencia. Oponemos nuestra voluntad a la de Dios. Cuando lo hacernos blanco a El de nuestro orgullo, es con la actitud de decir: "Que se haga mi voluntad y no la tuya". Como dijo Pablo. "todos buscan lo suyo propio, no lo que es de Cristo Jesús (Filipenses 2:21).

Nuestra voluntad en competencia con la de Dios deja que nuestros deseos, apetitos y pasiones corran desenfrenados (véase Alma 38:12; 3 Nefi 12:30).

Los orgullosos no pueden aceptar que la autoridad de Dios dé dirección a su vida (véase Helamán 12:6). Ellos oponen sus percepciones de la verdad contra el conocimiento omnisciente de Dios, su capacidad contra el poder del Sacerdocio de Dios sus propios logros contra las obras grandiosas de El.

Nuestra enemistad contra Dios puede ir marcada con etiquetas variadas, como la rebelión, la dureza de corazón, la dureza de cerviz, la impiedad, la vanidad, la facilidad para ofenderse y el deseo de recibir señales. Los orgullosos quieren que Dios esté de acuerdo con ellos; pero no tienen interés en cambiar de opinión para que la suya esté de acuerdo con la de Dios.

Otro aspecto importante de este pecado tan prevaleciente es la enemistad hacia nuestros semejantes. Diariamente nos vernos tentados a elevarnos por encima de los demás y disminuirlos a ellos (véase Helamán 6:17; D. y C. 58:41).

Los orgullosos hacen de toda persona su adversario oponiendo a los demás su intelecto, opiniones, trabajos, posesiones, talento y otros valores mundanos. Según las palabras de C. S. Lewis: "El orgullo no encuentra placer en poseer algo, sino en poseerlo en mayor cantidad que el vecino ... Lo que nos enorgullece es la comparación, el placer de colocarnos por encima de los demás. Una vez que desaparece el elemento de competencia, el orgullo deja de existir”. (Mere Christianity, Nueva York: Macmillan, 1952, págs. 109-110.)

En el concilio preterrenal, Lucifer presentó su propuesta en competencia con el plan del Padre, por el que Jesús abogaba (véase Moisés 4:13). Lucifer quería recibir honor por encima de todos los demás (véase 2 Nefi 24:13). En resumen, su orgulloso deseo era destronar a Dios (véase D. y C. 29:36; 76:28).

Las Escrituras están repletas de evidencias de las graves consecuencias que trae el pecado del orgullo al hombre individualmente o en grupos, a las ciudades y las naciones. "Antes del quebrantamiento es [el orgullo]" (Proverbios 16:18). Eso fue lo que destruyó a la nación nefita y a la ciudad de Sodoma (véase Moroni 8:27; Ezequiel 16:49-50).

Por el orgullo Cristo fue crucificado. Los fariseos estaban irritados porque Jesús proclamaba ser el Hijo de Dios, lo cual ponía en peligro la posición de ellos, y por eso tramaron su muerte (véase Juan 11:53).

Saúl se convirtió en enemigo de David por causa del orgullo. Estaba celoso porque la multitud de las mujeres de Israel cantaban diciendo: "Saúl hirió a sus miles y David a sus diez miles" ( 1 Samuel 18:6-8).

Los orgullosos temen más al juicio de los hombres que al juicio de Dios (véase D. y C. 3:6-7: 30:1-2; 60:2). La idea "Qué pensarán los demás” pesa más para ellos que la de “Qué pensara Dios de mí”.

El rey Noé estaba a punto de liberar al profeta Abinadí. pero sus malvados sacerdotes apelaron a su orgullo y esto envió a Abinadí a la hoguera (véase Mosíah 17:11-12). Herodes se entristeció ante la exigencia de su esposa de que le cortara la cabeza a Juan el Bautista; pero su orgulloso deseo de quedar bien ante los ojos "de los que estaban con él a la mesa" le hizo mandar matar a Juan (Mateo 14:9; véase también Marcos 6:26).

El temor de los juicios de los hombres se manifiesta en la competencia que tiene lugar por lograr la aprobación de los demás. Los orgullosos aman "más la gloria de los hombres que la gloria de Dios" (Juan 12:42-43). El pecado se manifiesta en los motivos que tenemos para hacer lo que hacemos. Jesús dijo que El hacía siempre lo que le agradaba al Padre (véase Juan 8:29). ¿No sería mejor que nuestro motivo fuera agradar a Dios en lugar de tratar de colocarnos por encima de nuestros hermanos y tratar de superarlos?

A algunos orgullosos no les preocupa tanto que su salario sea suficiente para sus necesidades como que sea mayor de lo que ganan otros. Hallan su recompensa en estar un poquito por encima de los demás. Esta es la enemistad del orgullo.

Cuando el orgullo se apodera de nuestro corazón, perdemos nuestra independencia del mundo y entregarnos nuestra libertad al cautiverio de los juicios humanos. La voz del mundo resuena más fuerte que los susurros del Espíritu Santo. El razonamiento de los hombres triunfa sobre las revelaciones de Dios y los orgullosos se sueltan de la barra de hierro (véase 1 Nefi 8:19-28; 11:25; 15:23-24).

El orgullo es un pecado que se puede observar fácilmente en los demás, pero que raramente admitimos en nosotros mismos. La mayoría de nosotros lo considera un pecado de los que están en la cumbre, como los ricos y los eruditos, mirándonos a nosotros "por encima del hombro" (véase 2 Nefi 9:42). Sin embargo, hay una dolencia mucho más común entre nosotros, y es la del orgullo de los que están abajo mirando hacia arriba; éste se manifiesta de diversas formas, como la crítica, el chisme, la calumnia, la murmuración, la pretensión de gastar más de lo que tenemos, la envidia, la codicia, la supresión de la gratitud y el elogio que podrían elevar a otro, y el rencor y los celos.

La desobediencia es esencialmente una lucha orgullosa por el poder en contra de alguien que tiene autoridad sobre nosotros. Puede tratarse de los padres, de un líder del sacerdocio, un maestro y hasta de Dios. El orgulloso aborrece la idea de que hay alguien que esté por encima de él, pues ­piensa que esto rebaja su propia posición.

El egoísmo es uno de los aspectos más comunes del orgullo. "La forma en que todo me afecta a mí" es la idea central de lo que es importante para la persona: el orgullo de quién es, la autocompasión, el interés por la fama del mundo, la gratificación de los deseos personales y de los propios intereses.

El orgullo da como resultado combinaciones secretas que se establecen para lograr poder, "riquezas y la gloria del mundo" (véase Helamán 7:5; Eter 8:9, 16, 22-23; Moisés 5:31). Este fruto del pecado del orgullo, es decir, las combinaciones secretas, destruyó a las civilizaciones de los jareditas y los nefitas, y ha sido y será todavía la causa de la caída de muchas naciones (véase Eter 8:18-25).

Otro aspecto del orgullo es la contención. Las discusiones acaloradas, las peleas, el dominio injusto, las grandes brechas entre las generaciones, el divorcio, el abuso de cónyuges, los tumultos y disturbios, todos encajan en esta categoría del orgullo.

La contención en la familia aleja de ella al Espíritu del Señor; también aparta a muchas personas de su familia. Su expresión varía desde una palabra hostil hasta los conflictos mundiales. Las Escrituras nos dicen que "[el orgullo] concebirá contienda" (Proverbios 13: 10; véase también 28:25).

Las Escrituras testifican que los orgullosos se ofenden fácilmente y guardan rencor por las ofensas (véase 1 Nefi 16:1-3). Se niegan a perdonar a fin de mantener a la otra persona en el papel de deudor y de justificar sus malos sentimientos.

El orgulloso no acepta mansamente los consejos ni la corrección (véase Proverbios 15:10; Amos 5:10). Se pone a la defensiva para justificar sus debilidades y sus faltas (véase Mateo 3:9; Juan 6:30-59).

El orgulloso depende del mundo para que lo diga si vale algo o no. Su autoestima se determina según el lugar en que se le juzgue en la escala del éxito mundano. Se considera de valor si la cantidad de personas que están por debajo de él en logros, talento, belleza o intelecto es bastante grande. El orgullo es muy malo. Su concepto es: “Si tú tienes éxito, yo soy un fracaso”.

Si amamos a Dios, hacemos su voluntad y tememos su juicio más que el del hombre, sentiremos autoestima.

El orgullo es un pecado condenatorio en todo el sentido de la palabra y limita o detiene el progreso (véase Alma 12:10-11). El orgulloso no es maleable de enseñar (véase 1 Nefi 15:3, 7:11); no cambia su manera de pensar para aceptar la verdad, porque eso implicaría que ha estado equivocado.

El orgullo afecta todas nuestras relaciones: la que tenemos con Dios y sus siervos, la de marido y mujer, de padres e hijos, de patrón y empleado, de maestro y alumno, y de toda la humanidad. Según el nivel a que esté nuestro orgullo, así trataremos a Dios y a nuestros hermanos. Cristo quiere elevarnos a su propia altura. ¿Deseamos nosotros lo mismo para nuestros semejantes?

El orgullo apaga nuestro sentido de que descendemos de Dios y que todos somos hermanos; nos separa y divide en clases, de acuerdo con nuestras "riquezas” y nuestras oportunidades de educación académica (véase 3 Nefi 6:12). La unidad es imposible entre un pueblo orgulloso, y a menos que seamos uno, no somos del Señor (véase Mosíah 18:21; D. y C. 38:27, 105:2-4; Moisés 7:18).

Pensad en lo que nos ha costado el orgullo en el pasado y en el precio que pagarnos por él ahora, nosotros mismos, nuestra familia, la Iglesia.

Pensad en el arrepentimiento que existiría con un cambio en la vida de las personas, con matrimonios sólidos con hogares fuertes si el orgullo no nos impidiera confesar nuestros pecados y abandonarlos (véase D. y C. 58:43). Pensad en los muchos miembros de la Iglesia que son menos activos porque han sido ofendidos y su orgullo no les permite perdonar ni sentarse a corner a la mesa del Señor.

Pensad en las decenas de miles de jóvenes y de matrimonios que podrían estar en misiones si no fuera por el orgullo que les impide entregar por completo su corazón a Dios (véase Alma 10:6; Helamán 3:34-35).

Pensad en cuánto aumentaría la obra del templo si fuera más importante dedicarnos a ese servicio sagrado que a los diversos intereses vanos que nos roban el tiempo.

El orgullo nos afecta a todos, en momentos diferentes y con distinta intensidad. En esto se puede ver por qué el edificio que estaba en el sueño de Lehi y que representaba "el orgullo del mundo” era “vasto y espacioso" y se reunieron en él grandes multitudes (véase 1 Nefi 8:26, 33; 11:35-36).

El orgullo es el pecado universal, el gran vicio. Sí, es el pecado universal, el gran vicio.

Su antídoto es la humildad, la mansedumbre, la docilidad (véase Alma 7:23). Es el corazón quebrantado y el espíritu contrito (véase 3 Nefi 9:20, 12:19; D. y C. 20:37, 59:8; Salmos 34:18; Isaías 57:15, 66:2). Como lo expreso tan acertadamente Rudyard Kipling en un himno:

"Huecos los gritos y el clamor,
los reyes vano poder son.
Este sacrificio quiere el Señor:
un contrito y humilde corazón.
Dios de las huestes, gran Jehová,
No nos permitas olvidar.
No nos permitas olvidar.
(Traducción libre. Véase “Dios de nuestros padres". Himnos 113)

Dios quiere un pueblo humilde. Podernos elegir entre ser humildes por decisión propia o porque se nos obligue a serlo. Alma dijo: “Benditos son aquellos que se humillan sin ser obligados a ser humildes” (Alma 32:16). Por lo tanto, tomemos la decisión de ser humildes.

Podemos ser humildes venciendo la enemistad hacia nuestros hermanos, amándolos como a nosotros mismos y elevándolos hasta nuestra altura o por encima de nosotros (véase D. y C. 38:24: 81:5; 84:106).

Podemos ser humildes aceptando los consejos y las amonestaciones que se nos dan (véase Jacob 4:10; Helamán 15:3; D. y C. 63:55, 101:4-5, 108:1; 124:61, 84; 136:31; Proverbios 9:8).

Podemos ser humildes perdonando a aquellos que nos hayan ofendido (véase 3 Nefi 13:11, 14; D. y C. 64:10).

Podemos ser humildes sirviendo con abnegación (véase Mosíah 3:16-17).

Podemos ser humildes cumpliendo misiones y predicando la palabra que hará humildes también a otras personas (véase Alma 4:19; 31:35; 48:20).

Podemos ser humildes asistiendo con más frecuencia al templo. Podemos ser humildes confesando y abandonando nuestros pecados y naciendo nuevamente de Dios (véase D. y C. 58:43; Mosíah 27:25-26; Alma 5:7-14, 49).

Podemos ser humildes amando a Dios, sometiendo nuestra voluntad a la suya y dándole a Él el lugar de prioridad en nuestra vida (véase 3 Nefi 11:11, 13:33; Moroni 10:32 ).

Tomemos la decisión de ser humildes. Podemos hacerlo; yo sé que podemos.

Mis queridos hermanos, debemos prepararnos para redimir a Sión. Lo que nos impidió establecer a Sión en los días del profeta José Smith fue principalmente el pecado del orgullo. Y este mismo pecado fue lo que puso fin al cumplimiento de la ley de consagración entre los nefitas (véase 4 Nefi 1:24-25).

El orgullo es la gran piedra de tropiezo para Sión. Repito, el orgullo es la gran piedra de tropiezo para Sión.

Debemos limpiar lo interior del vaso venciendo el orgullo (véase Alma 2-4; Mateo 23:25-26).

Debemos someternos "al influjo del Espíritu Santo", despojarnos "del hombre natural" orgulloso, convertirnos en santos por medio de "la expiación de Cristo el Señor" y volvernos como niños: sumisos, mansos, humildes (véase Mosíah 3:19; véase también Alma 13:28).

Que podamos hacerlo así y seguir adelante cumpliendo nuestro destino divino, es mi ferviente oración, en el nombre de Jesucristo. Amén.
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EL RINCÓN SUD SUBE SU PAGE RANK

Tal cual lo informamos meses atrás que El Rincón Sud tenía un Page Rank de 1/10, lo cual era una super noticia para mi como editor del Blog, ya que esto significaba un crecimiento y progreso del Blog, en el dìa de hoy quieron anunciarles que he podido verificar un crecimiento en el Page Rank del blog, este a aumentado a un Page Rank de 2/10, lo cual es un considerable crecimiento y consideración de Google para con El Rincón Sud, todo fruto del interés de todos los visitantes en visitar y colaborar con el Blog.

Realmente quiero extender mi agradecimiento a todos los visitantes de este Blog, el cual tiene como fin ser una fuente de la búsqueda de la verdad y claridad del evangelio, tanto para los hermanos de la Iglesia, como para quienes quieren conocerla, intentando en todo momento escapar a las controversias y a las cosas poco edificantes, siempre queriendo declarar el evangelio en su pureza.

Muchas Gracias!!! por confiar en El Rincón Sud y por ayudar en el crecimiento de esta página en el mundo SUD.

Si quieres saber un poco sobre que es el Page Rank puedes visitar mi anterior post al respecto a fin de que puedar comprenderlo mejor haciendo click aquí.

Actualización de Page Rank SUD'S:
http://www.lds.org/ - page rank 7/10 - Continúa Igual
http://www.newsroom.lds.org/ - page rank 6/10 - Continúa Igual
http://www.lds.org.ar/ - page rank 4/10 - Creció un puesto
http://www.cumorah.org/ - page rank 2/10 - Continúa Igual
http://www.infosud.info/ - page rank 2/10 - Continúa Igual
http://www.radiokolob.com/ - page rank 3/10 -  Creció dos puestos.
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